De juampedro o de jandilla

Incluso si estás muerto no debes permitir que te entierren

23.3.08

Frío

Frío en la taquilla en Madrid, igual que en la tarde. Y no será esta vez por el cartel, interesante la verdad, y que debería haber cuajado de aficionados y público la plaza de las Ventas. Pero no, dos tercios justitos para ver volver a Julito Aparicio, a Morante y a Perera.

Años nos hemos tirado los aficionados quejándonos del poco fuste que tenían los carteles fuera (y dentro) de Feria. Y parecía que desde el año pasado la empresa había tomado nota y al menos en los domingos de Ramos y Resurrección programado combinaciones de tirón, que no desmerecen nada de los "mejores" carteles de San Isidro. Pero la gente no va. ¿Qué ha fallado? ¿El frío? ¿La publicidad? ¿Las vacaciones?.

Vaya usted a saber, pero lo cierto es que nos dimos cita esta tarde muchos menos de los esperados. Así no hay manera. Así estaremos condenados a que todo se centre en la Feria, y que la temporada sea un desierto. ¿Madrid plaza de temporada? Ja, ja, ja... Y esta vez la culpa no se puede achacar a la empresa, ni a los toreros que no "quieren hacer el esfuerzo". No, la culpa es nuestra, de todos nosotros, aficionados, humildes o con rimbombantes nombres como los de la "Unión de abonados y aficionados de Madrid" (de estos hablaremos otro día), pero al final tendremos lo que nos merecemos. Y en temporada, los tres mil japoneses de turno, una corrida imposible y tres fracasados en el ruedo a ver si suena la flauta.

En lo taurino, poca cosa también (igual va a ser que la gente es sabia). La corrida del Puerto dió mansedumbre y falta de casta en todos sus matices, gamas y posibilidades. Aunque como siempre, echó también un toro de los de triunfo grande. Esta vez el quinto, aunque el triunfo por desgracia, no llegó.

El que estuvo con mas ganas fue Aparicio en su primero, aunque se notó la falta de técnica y rodaje para hacer frente al manso del Puerto. Eso sí, ganas todas y algún detalle marca de la casa. Sorprendió positivamente. Lástima que en un descuido el toro le enganchó y se lo llevó al hule. Pero le esperamos en la siguiente.

Morante vino a echar las tres cartitas y como vió que su lote no acompañó decidó no darse coba. Pues vale. Luego se queja de que no cuentan con él y que le maltratan desde las empresas.

Lo de Perera en Madrid ya es preocupante. Estuvo vulgar y sin ideas, mecánico y ramplón. Se le pudo perdonar en el tercero, que era soso, soso, pero no en el quinto, que era de triunfo grande, toro alegre, que acudía al toque y se desplazaba largo cuando lo llevaban embarcado. Como disculpa, echaba miraditas entre pase y pase, pero no se comió a nadie. Perera no lo vió, o más bien sí, pero no fue capaz, en su toreo mecánico, con voluntad, pero sin ilusión y sin acierto. Por no hablar de la horrible manía que tiene de rematar siempre por arriba y por fuera, robándonos el final de los muletazos. Yo la verdad es que en algunos momentos eché de menos a Cepeda, atento desde el burladero en su papel de apoderado del chaval.