Estos tíos son tontos

Los empresarios de las Ventas, digo. Vereis, hoy me he despistado gestionando la siesta y he llegado a 15 minutos del comienzo de la corrida y sin entrada. Y me he encontrado con que sólo había dos taquillas abiertas, 4 personas en total para gestionarlas. Y no se crean que por allí estabamos 10 aficionados perdidos. A las 5:30, cuando tocaron clarines habría del orden de 800 personas esperando a sacar su entrada. Y la empresa sin enterarse. Luego se quejarán de que la gente no va a la taquilla. No me extraña, con ese trato. En la época de los Lozano, abrían unas cuantas más para evitar colas, y las separaban: sombra por un lado, sol por otro y sol y sombra por otro más. Así podias elegir: "bueno, pago un poquito más de dinero, y me saco una entradita de sombra, pero me evito la cola de la taquilla de sol, que siempre hay más gente". Ahora ni eso. A joderse y a hacer cola, como en Rusia, y a perderse el primer toro, y alguno seguro que se perdió hasta el segundo, con esas colas. Y seguro que ni una miserable rebaja le hicieron.

La corrida en sí fue bastante surrealista, pasó de todo y poco bueno.
De la anunciada corrida de Prieto de la Cal, sólo vimos tres toros. Habían pasado 4 el reconocimiento (creo que a uno precioso le pegaron una cornada en los corrales, según me dijeron). También me dijeron que la corrida pasó muchos días en los corrales. No sé si será cierto, pero de serlo es impresentable. Los qeu faltaban los remendaron con 2 toros de Sorando.

El primero, de la confirmación de Iker Xabier Markuartu - Iker Lara en los carteles - (con ese nombre, ya tiene mérito ser torero, y más siendo sobrino de Ibarretxe y nacido en Llodio) me lo perdí en la ya mencionada cola de la taquilla. El segundo de Prieto de la Cal, fue muy soso y flojo, y embistió siempre con la cara a media altura, después de dos picotazos insulsos. Pauloba le dio tres buenas verónicas, de lo poco que se ha visto bueno con el capote en Madrid esta temporada. Con la muleta estuvo aperreadillo, intentando sacar algo de un toro sosísimo, y que como y ahe dicho embestía con la cara a la altura del palillo. Me quedé con la duda de que hubiera pasado si le baja la mano: igual hubiese conseguido que el toro humillase y rompe. O a mejor se hubiese derrumbado.

El tercero fue de Sorando, manso pregonao en el caballo, nos engañó a todos. Menos a su matador, Aníbal Ruiz, que lo vió claro, se fue al centro y lo brindó, con un par. Y el toro rompió y se puso a embestir. Aníbal lo aguantó, lo templó y tiró de él. Sacó tres o cuatro tandas notables, teniendo en cuenta lo poco que torea. Le cortó una oreja, por los pelos, pero oreja.

El cuarto, ya de Prieto de la Cal, jabonero precioso y musculado, un tío. Pero sin una buena intención. Saltó al callejón como un atleta y estuvo toda la lidia persiguiendo a todo torero que veía sin capote. Menudo cabrón. Peligrosísimo, Pauloba no se dió coba ni un segundo y lo despachó rápido. Lástima de torero, que no tiene suerte. Y además debe estar canino, porque usa banderillas de palo, las de la plaza, las de toda la vida. Yo hacía un montón que no las veía.

El quinto de Prieto de la Cal estaba podrido por dentro, salió con los cuartos traseros rotos, inválido total. Debieron haberlo devuelto, pero Aníbal se equivocó aguantandolo en el ruedo y haciendolo todo deprisa en el caballo para que no se viese. El toro no se mereció nada, pero Aníbal le pegó un sablazo horrible y murió con un vómito horrible. Eso no puede ser. Una japonesa al lado mío casi se desmaya de la impresión.

El sexto, otro jabonero de Prieto de la Cal, salió como un rayo de chiqueros y fue a estrellarse contra un burladero de forma violentísima al embestir contra un capote que había asomado algún hijo de puta. Y se partió el pitón por la cepa. Lástima, porque el toro dió la impresión de ser bravo y acometía como un tren cada vez que se le citó. El presidente lo devolvió, de forma justa aunque antirreglamentaria (inaudito, por una vez alguien se salta el reglamento a favor del que paga la entrada). Lo sustituyo el toro Descastado, viejo conocido de los corrales de la plaza. Un tío de Felix Hernandez Barrera, engatillado, astifinísimo y enmorrillado. Y un pajarraco de aupa, que se las hizo pasar fatal a Iker. Antes de eso, un banderillero clavó un par en la arena, y allí se quedó durante toda la lidia del bicho. Las banderillas iban vestidas de blanco con la bandera de España, como todas los que se pusieron en ese toro. Como se entere el tío de Iker se va a llevar un disgusto. El toro no admitía una broma, Iker se colocó muy mal, dejandole un hueco por el que cabía un tranvía, el toro se le coló, le pegó un revolcón y le enganchó del hombrillo de la chaquetilla. Y así lo tuvo colgado una eternidad. Se mascó la tragedia. Muy bien Aníbal coleando al animal, que sino a Iker lo podían haber destrozado. Cuando se repuso el matador, lo intentó dos o tres veces por el mismo pitón, pero entre el peligro del toro y que Iker estaba con la cara verde de la voltereta, allí no había nada que hacer. Por el izquierdo ni se puso, menos mal, porque por ahí el toro era aún peor. Lo despachó con más pena que gloria y se terminó tan accidentada corrida. Menos mal. Los chinos salían alucinando de lo que habían visto. Los españoles también. Esta ha sido la ultima corrida de toros de la temporada. Quedan dos novilladas y echamos el cierre. Y después empresa nueva, o antigua, quién sabe.