De patios de cuadrillas y José Arroyo
Hay una cosa de la plaza de toros de San Sebastián de los Reyes que me encanta. Es de las pocas plazas en las que el público pagano tiene la oportunidad de acceder al patio de cuadrillas antes de que comience la corrida. Me consta que esto a los toreros les molesta y no están a gusto con los aficionados (al fin y al cabo aquellos que les pagan el jornal y gracias a los cuales pueden expresar todo el arte y sentimiento que llevan dentro) a su alrededor. Pero al aficionado le gusta, le permite codearse con los toreros, los ganaderos, los mulilleros, sentirse parte del espectáculo, en una palabra... ronear, que en el fondo es lo que nos gusta a todos los que habitamos el mundillo taurino. Y son dignas de ver las caras de felicidad de la gente que accede al patio, cuando consigue saludar que se yo, al presidente, al asesor artístico y a la reina de las fiestas, darle un apretón de manos a ese banderillero simpaticón que no le tiene miedo a la gente y acorralar al matador de turno y robarle una foto antes del paseillo.
Hoy toreaban en San Sebastián tres afamados diestros, de lo más granado del escalafón actual de la torería andante: Manuel Jesús "El Cid", Sebastián Castella y César Jiménez, que se enfrentaban a 6 fieros toros 6 de la prestigiosa ganadería de D Victoriano del Río Cortés, exitoso empresario del ladrillo y ganadero de andar por casa, y naturalmente la gente se arremolinó en el patio para saludarles. Sin embargo, el torero que más apretones de manos recibió, al que más palmadas en la espalda dieron y con el que más fotos se hicieron fue con José Arroyo, en los carteles "Joselito", también conocido por "Pepito", que por allí pasaba como apoderado de César. Yo hoy soy torero y me daría que pensar, la verdad.
De la tarde poco que reseñar, 6 toros indignos de presentación incluso para una plaza de tercera de D Victoriano, muy flojos todos, 3 de ellos borregos absolutos y 3 con más genio y problemillas. Ante los tres nobles (1º, 2º y 4º) los matadores estuvieron como si tal cosa. El Cid sobrado pero sin terminar de romper y dando un mitín con la espada (a ver quién le dice que no se puede descabellar y mucho menos apuntillar a un toro sin dejar primero la espada). Castella muy firme y en el sitio con el 2º, nobilisimo y flojisimo al que misteriosamente el presidente le dio la vuelta al ruedo y aperreadillo en el 5º que no le dejó desarrollar su toreo que intentó una y otra vez, profesional y porfión. A César Jiménez le tocaron los dos "más fuertes" del encierro y los dos más complicados. Estuvo dignísimo en ambos, dando la cara, muy serio y centrado aunque también sin terminar de romper del todo. Al final del festejo los tres matadores salieron en volandas a hombros de los capitalistas y todos tan contentos. El público en San Sebastián (como en casi todas las plazas de España) es santo y salió encantado del festejo. Las peñas más flojas que en ferias pasadas, metiendo poco ruido y sin molestar demasiado. Durante el festejo se zamparon un caldero enorme de macarrones y le cantaron el cumpleaños feliz a una peñista, con tarta incluida y todo.
Una pregunta, ¿viendo como han estado presentados los toros de hoy, qué saldrá mañana por chiqueros para la novillada de Cayetano? La respuesta en unas horas...
Hoy toreaban en San Sebastián tres afamados diestros, de lo más granado del escalafón actual de la torería andante: Manuel Jesús "El Cid", Sebastián Castella y César Jiménez, que se enfrentaban a 6 fieros toros 6 de la prestigiosa ganadería de D Victoriano del Río Cortés, exitoso empresario del ladrillo y ganadero de andar por casa, y naturalmente la gente se arremolinó en el patio para saludarles. Sin embargo, el torero que más apretones de manos recibió, al que más palmadas en la espalda dieron y con el que más fotos se hicieron fue con José Arroyo, en los carteles "Joselito", también conocido por "Pepito", que por allí pasaba como apoderado de César. Yo hoy soy torero y me daría que pensar, la verdad.
De la tarde poco que reseñar, 6 toros indignos de presentación incluso para una plaza de tercera de D Victoriano, muy flojos todos, 3 de ellos borregos absolutos y 3 con más genio y problemillas. Ante los tres nobles (1º, 2º y 4º) los matadores estuvieron como si tal cosa. El Cid sobrado pero sin terminar de romper y dando un mitín con la espada (a ver quién le dice que no se puede descabellar y mucho menos apuntillar a un toro sin dejar primero la espada). Castella muy firme y en el sitio con el 2º, nobilisimo y flojisimo al que misteriosamente el presidente le dio la vuelta al ruedo y aperreadillo en el 5º que no le dejó desarrollar su toreo que intentó una y otra vez, profesional y porfión. A César Jiménez le tocaron los dos "más fuertes" del encierro y los dos más complicados. Estuvo dignísimo en ambos, dando la cara, muy serio y centrado aunque también sin terminar de romper del todo. Al final del festejo los tres matadores salieron en volandas a hombros de los capitalistas y todos tan contentos. El público en San Sebastián (como en casi todas las plazas de España) es santo y salió encantado del festejo. Las peñas más flojas que en ferias pasadas, metiendo poco ruido y sin molestar demasiado. Durante el festejo se zamparon un caldero enorme de macarrones y le cantaron el cumpleaños feliz a una peñista, con tarta incluida y todo.
Una pregunta, ¿viendo como han estado presentados los toros de hoy, qué saldrá mañana por chiqueros para la novillada de Cayetano? La respuesta en unas horas...
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